Pues mi sábado fue no emocionante, un tanto divertido y altamente extraño. Reencuentros, desencuentros y encuentros. Pero mas allá de eso, lo relevante creo que fueron los dos lugares a los que fui por la noche.
Primero un lugar bastante fancy con enoteca, cursos de cata y todos muy arregladitos. Todo con madera, menú con platillos catalanes, música tranquila, todo muy nice. La cena muy rica, el vino bueno, delicioso el postre y un the un tanto amargo, pero con bonita presentación, en general un lugar nice.
El bar de la noche lo encontramos caminando por la condesa alrededor de una creperia, luciendo un tanto torpes, incluso un poco estilo "extranjeros perdidos", definición que solo aplicaba a la mitad de la comitiva porque la otra mitad los apañó "por saber inglés". De cualquier manera el lugar lucía agradable con paredes acolchonadas combinando gris, vino y blanco, iluminación media que se proyectaba desde un techo medio a go -go cubierto por otro "techo transparente de dos aguas" de donde se veía agua escurriendo. Bonito efecto! Nada mal hasta que el pequeño ratón se entrometió en nuestra estancia, no es que lo alcanzara a ver, sino que uno de mis amigos presto al ver el ratón subió sus patotas en mi. Después de que lucieramos extremadamente valientes con los pies arriba de las sillas y de concluir nuestra charla, creadora de mundos, destructora de vidas e informativa; decidimos subir a la siguiente planta, un canta bar que sonaba bastante animado. Pues en realidad resulto super miaaaaaaaaaaau, no es elitismo es real!!!
Concluyo en verdad que lo mejor de la noche fue ver a mis amigos... (ah que cursi!!)
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